Por: Miriam del Toral
Desde 1975, el 8 de marzo, en muchos países del mundo se celebra el Día Internacional de la Mujer para recordar la lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo. Según la ONU, “el empoderamiento de la mujer sigue siendo un elemento central de los esfuerzos de la Organización para hacer frente a los desafíos sociales, económicos y políticos en todo el mundo”.
Entonces, no se me ocurre una fecha más apropiada para reflexionar sobre la necesidad de apoyar a la lactancia materna, no sólo como un derecho fundamental de las madres, sino también de los bebés.
Estoy de acuerdo con la Dra. Rebeca Monroy, investigadora de la Universidad de Guanajuato, cuando afirma que: “la Lactancia Materna es igual a JUSTICIA, IGUALDAD Y EQUIDAD. Pues la leche materna, pone en igualdad de oportunidades a todos los bebés que la consumen ya que les da la posibilidad de alcanzar el máximo de sus potencialidades genéticas como peso, talla, salud, nivel cognitivo”, entre otros.
Sin embargo, las mujeres lactantes en el mundo, seguimos en la lucha de ver respetados los derechos más elementales, COMO AMAMANTAR A NUESTROS BEBÉS EN PÚBLICO.
El hecho que la sociedad “sugiera” amamantar en privado o cubrirte mientras amamantas es una forma de violencia velada, que lo que ha conseguido es erradicar la falta de referentes sociales para las mujeres mexicanas, que no vemos amamantar a otras y de pronto, se ven en el escenario de amamantar a sus bebés sin haber visto nunca a otra mujer hacerlo.
Lo natural, pareciera que se ha convertido en lo antinatural.
Los protocolos hospitalarios donde separan a mamá y bebé al nacer por rutina, sin ser imprescindible, se le priva al bebé de recibir el alimento idóneo para su desarrollo. Exponiéndolo a múltiples enfermedades que podrían haberse evitado con las inmunoglobulinas que proporciona el calostro y la leche materna.
Como asesora de lactancia, con frecuencia escucho a mamás que en confidencia me dicen que siguen amamantando a sus bebés de año y medio, dos años o más. Y digo en confidencia, porque en ocasiones, no se atreven a decírselo a su médico ni al pediatra de su hijo, pues ya les han escuchado afirmaciones como: “a partir de los 6 meses, su leche ya no alimenta”. A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y complementaria (es decir, incorporando otros alimentos adecuados a la dieta diaria) mínimo hasta los 2 años o hasta que la mamá y el bebé decidan.
Mientras no normalicemos las lactancias, seguirán existiendo madres maltratadas por las mismas mujeres de sus familias, de su entorno social; por hombres que piensan que cuando una mujer amamanta sin cubrirse, les da permiso a miradas morbosas; por empresas e instituciones que siguen sin disponer espacios dignos para la extracción; por médicos que sin formación en lactancia prescriben fórmulas y horarios para la alimentación; por medios de comunicación que encumbran el uso de biberones y sucedáneos sobre la maravilla de la leche materna con la que no existe comparación.
Saquemos las lactancias del clóset, felicitemos a cada mamá que pese a las prácticas hospitalarias y el torrente de mitos que caen sobre ellas, deciden darle el mejor regalo a sus bebés: la leche materna.
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