Las mujeres trabajamos arduamente para participar cada vez en la vida privada y pública de nuestro país. Nuestro querido México. Aún falta mucho por hacer en este aspecto. Cada vez somos más quienes tenemos una mejor preparación para asumir los roles en la toma de decisiones de las empresas y en la vida pública.
El reciente anuncio de que el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática competirán por la alcaldía de la ciudad más importante del estado de Guanajuato de nuevo pondrá mucho más en el reflector la participación de la mujer en la vida pública. Aunque también es importante no olvidar nuestro papel en la vida privada de las empresas.
Son pocas las mujeres que tienen algún puesto de alta dirección en empresas de gran envergadura. En listado que la revista expansión hace, sobre los 100 empresarios más importantes de México, solo aparecen 4 mujeres. Las mujeres enfrentamos aún muchos problemas culturales y resistencia de la sociedad en general a que una mujer dirija. También es cierto que tenemos un gran reto pues en general, al ser menos mujeres las que estamos en puestos de decisión, no hay muchas mujeres que inspiren a otras para aventurarse a emprender nuevos retos en la alta dirección de la vida pública y privada del país.
Según el estudio “Radiografía de la empresa familiar en México 2020” elaborado por la Universidad de las Américas de Puebla dice que el 8% de las empresas grandes está dirigido por mujeres, en el caso de las medianas la cifra es del 11% y en el caso de las pequeñas y microempresas el número es de 21% y 28% respectivamente. Aunado a esto, las mujeres suelen “heredar” la dirección general de las empresas familiares hasta la tercera generación y, considerando que un gran porcentaje de las empresas familiares no “viven” tantos años, se pierde la posibilidad de que sean dirigidas por mujeres. Sólo el 16% del sector empresarial en general en México está representado por mujeres. La brecha de género es muy grande. Nuestro país, junto con Perú y Ecuador, son los que mayor brecha de género tienen.
Las posturas feministas, si bien han tenido resultados y se han conseguido avances, también han polarizado ideas y recrudecen enfrentamientos entre ambos géneros. Recuerdo un comentario de una joven mujer que recientemente comentó en redes sociales de la AMEXME que las mujeres no necesitan la opinión de ningún hombre para nada. Este tipo de posturas son la antítesis de la colaboración y del trabajo en equipo, de la visión compartida para crear un futuro con trabajo común y complementario entre todas las personas que habitamos en Guanajuato y en todo México.
La paridad de género, por cuotas, es una buena idea inicial, pero no debería de ser una constante en el tiempo para garantizar el espacio de las mujeres en puestos de elección popular ni en el sector privado. La utopía que debemos hacer realidad es que hombres y mujeres tengamos las mismas oportunidades y que accedamos a los diferentes puestos por nuestros méritos propios y no solamente por una cuota de género.
Necesitamos a los mejores seres humanos en los puestos claves. Seguiré trabajando para que más mujeres, que tienen un excelente perfil profesional y una indiscutible calidad humana, tengan la oportunidad de acceder a los puestos que cambian para bien el destino de las empresas y de las políticas públicas de nuestro estado y ciudad. Sigamos trabajando.
